Con este post terminamos la serie de artículos sobre el estado del suelo pélvico en las etapas de la vida de la mujer en las que el suelo pélvico es más vulnerable.
Pero aunque sea necesario prestarle más atención a nuestra musculatura perineal en la menopausia, si tienes en cuenta algunas recomendaciones, el cumplir años no tiene porqué llevar aparejada una patología.
Esta etapa puede ser vivida como un momento para seguir disfrutando de tu cuerpo y para seguir cuidándote.
¿Por qué cambia el suelo pélvico en la menopausia?
Los cambios que se dan en nuestro suelo pélvico durante la menopausia son debidos fundamentalmente al descenso hormonal que va asociado a este periodo.
Con la llegada de la menopausia los ovarios dejarán de producir estrógenos y progesterona. Esta caída hormonal repercutirá sobre nuestros músculos y ligamentos, así como sobre el colágeno.
Habrá una tendencia a que la musculatura se debilite y a que vaya disminuyendo la masa muscular, con lo cual habrá más probabilidad de que nuestro suelo pélvico acabe cediendo.
Los ligamentos también se van a hacer más laxos. Esto unido a la disminución del colágeno, que forma parte de los tejidos de sostén en el cuerpo, puede conducir a que falle la sujeción de las vísceras pélvicas.
Además, puede que hasta ese momento en tu vida, se hayan dado algunos de los factores de riesgo para el suelo pélvico: partos, estreñimiento, tos crónica, profesiones en las que se habla mucho, haber practicado deporte de impacto o abdominales hiperpresivos…
Si no has hecho nada para fortalecerlo, tendremos muchas papeletas para que nos acabe tocando un problema de suelo pélvico como incontinencia urinaria o fecal, prolapso o disfunciones sexuales.
Por el contrario, si hemos hecho los deberes y hemos cuidado esta zona a lo largo de los años, no tendremos porqué preocuparnos. Será cuestión de seguir con los buenos hábitos adquiridos.
¿Qué debes hacer para evitar problemas de suelo pélvico en la menopausia?
Pues básicamente lo mismo que hasta entonces deberíamos haber estado ya haciendo…
- Cuida tu postura. Si mantenemos una postura correcta, la dirección de las fuerzas en el interior de nuestro abdomen va a ser la más adecuada para no sobrecargar nuestra musculatura perineal. Recuerda que el suelo pélvico es la base de nuestro tronco, y si la gestión de las presiones no es correcta, podemos perjudicar el tono perineal. Procura mantener la autoelongación de la espalda en tu día a día. Imagina que un hilo imaginario tirara un poco de tu coronilla hacia el techo. De esta manera tu columna estará en una posición correcta y estarás activando la musculatura abdominal profunda, que junto con el suelo pélvico se encarga de la sujeción visceral.
- Hidrátate bien. Esto es fundamental para que nuestro sistema urinario funcione correctamente.
- Evita el estreñimiento y cuida la postura al defecar. Utiliza un banquito debajo de los pies que te permita tener más altas tus rodillas que tus caderas, apoya tus codos sobre tus muslos y exhala como si estuvieras empañando un cristal en vez de hacer empujes en apnea.
- No mantengas la vejiga llena por mucho tiempo. Lo normal es ir al baño unos 7 o 8 veces al día.
- Protege tu suelo pélvico ante los esfuerzos. Acuérdate de hacer una contracción cuando vayas a cargar un peso, al toser o estornudar…
- Entrena tu suelo pélvico mediante ejercicios adecuados. Los ejercicios de Kegel, la Gimnasia Hipopresiva, el método 5p y los ejercicios de activación de la musculatura abdominal profunda son una buena opción. Siempre, por supuesto, asesorada por un profesional especializado. La ejecución incorrecta de estos ejercicios puede ser incluso contraproducente y agravar las patologías que ya puedan haber aparecido.
- Olvídate de los ejercicios abdominales tradicionales tipo crunch. Son muy perjudiciales para tu suelo pélvico y para la musculatura abdominal por el aumento de presión que suponen en tu cavidad abdominal.
- Evita los deportes que impliquen saltar o correr. Tu suelo pélvico tiene que amortiguar el impacto contra el suelo que implica este tipo de ejercicios. Movimientos repetitivos de este tipo darán lugar a estiramiento y debilidad perineal.
- Procura tener orgasmos con regularidad. El orgasmo es una supercontracción del suelo pélvico. Ya sea sola o en pareja, el orgasmo supone una maravillosa manera de tonificar esta musculatura. Unos de los síntomas que van asociados a la disminución de estrógenos en la menopausia son lo atrofia y la sequedad vaginal. Esto puede en ocasiones dificultar las relaciones sexuales. Precisamente mantener una vida sexual activa además de la práctica de ejercicios específicos, puede ayudarnos a mantener una buena lubricación vaginal. También existen en el mercado distintos tratamientos que nos pueden ayudar.
- Ante cualquier síntoma acude a un fisioterapeuta especializado
Anímate a seguir cuidándote durante esta etapa. La menopausia es una fase natural más en la vida de una mujer , no es una enfermedad.